Teatro
didáctico popular
Héctor Schujman
Schujman,
Héctor: Teatro didáctico popular, Móstoles, Nossa
y Jara, 2001.
Bajo el
título genérico de Teatro didáctico popular se
incluyen cuatro obras de Schujman: ¡Bárbaro Chicago!, Constantino
o El trono y el altar, Marx, Bakunin y el Tío Sam, y La jaula:
Wilheim Reich. El editor da a conocer estas obras después de
haber publicado del mismo autor la novela histórica La revolución
desconocida: Ucrania, 1917-1921, un voluminoso documento que da a conocer
la vida de Majno y la represión que sufrió el movimiento
anarquista a manos de los bolcheviques durante la Revolución
rusa.
Se propone
el autor, de origen argentino aunque reside en Estados Unidos, rescatar
del olvido una parte importante de la historia de la humanidad en su
devenir emancipador.
¡Bárbaro
Chicago! nos da a conocer los hechos que llevaron a la muerte a varios
anarquistas y socialistas, a manos del Estado, cuando el movimiento
obrero luchaba por conseguir la jornada de ocho horas. Acusados de lanzar
una bomba contra la policía durante un mitin obrero en la plaza
Haymarket, en pleno corazón de Chicago, en 1886, fueron condenados
algunos a la pena capital y otros a cadena perpetua, pese a carecer
de pruebas que les vincularan a los hechos. En 1893, el nuevo gobernador
de Illinois, John Peter Altgeld, tras documentarse ampliamente, absolvió
a los penados. Solo se beneficiaron los que sufrían las penas
de prisión, que fueron puestos en libertad; los muertos, pese
a su inocencia, no pudieron recuperar la vida. El juicio había
sido una farsa; todo estaba preparado de antemano y sentenciado antes
de que los acusados se pudieran defender. La actuación del nuevo
gobernador fue un acto de nobleza y valentía al declarar que
los trabajadores acusados eran inocentes de los crímenes que
se les imputaban. Pero este proceder le supuso al nuevo gobernador un
suicidio político. Nunca más volvió a ser elegido.
Aunque una calle de Chicago lleva su nombre. Así trata la historia
a las personas honestas.
En Constantino
o El trono y el altar, el emperador se asienta en el Poder, que desea
sea único. Su madre, católica, le presenta a Eusebio,
su padre espiritual. Dialogan. Constantino le dice que lo que le cuentan
los católicos de Jesucristo no es original, sino plagio de otras
religiones milenarias que se han dado en la India o en China. Pero acaban
coincidiendo en la unicidad del Poder y de la religión: no gobernantes,
un único emperador; no dioses, un solo Dios. La Iglesia católica
desea dejar de ser perseguida para convertirse en la única y
verdadera, universal. Ha cambiado la cruz por la espada. El 'no matar'
se matiza y se permite aplicar a los enemigos de la fe. Los díscolos
pasan a colaborar en las tareas del Estado. Se olvida la lucha contra
las injusticias, se pasa a la integración. De perseguida, pasa
a ser perseguidora: son las consecuencias de la conquista del Poder.
Megalomanía y locura, el Poder representa fielmente la Muerte.
Es el resultado de los delirios de grandeza de Constantino para adueñarse
del mundo, para dominarlo. Unos interesantes diálogos sobre cómo
la conquista del Poder hace cometer auténticas barbaridades;
cómo se alían unos intereses a otros (política
y religión) para someter a los pueblos.
Marx, Bakunin
y el Tío Sam muestran el diálogo entre las dos tendencias
que convivieron en el seno de la I Internacional. Marx con su teoría
de la conquista del poder político para la transformación
de la realidad social, y Bakunin argumentando que de nada vale, porque
no se da, el cambio que viene de Arriba, todo ha de surgir de la base,
del pueblo. Un enfrentamiento que enemistó a Carlos Marx y a
Miguel Bakunin. El primero acusó al anarquista ruso de ser un
agente del zar cuando vio que el peso de Bakunin en el seno de la Internacional
era considerable y que su ideología federalista no era bien acogida
para sus pretensiones centralistas. Marx desea una organización
donde pueda controlar y dominar. El diálogo, las disputas, son
enriquecedoras y aclaran de forma amena las dos tendencias. Si para
el anarquismo, fines y medios han de ir unidos, para el marxismo, no.
El socialismo se dividió: autoritarios y antiautoritarios. Bakunin
resalta la importancia de lo que es la célula primaria de lo
que se verá con el tiempo como un cáncer: el estalinismo.
En el último
diálogo aparece el Tío Sam y se establecen acusaciones
a tres bandas, capitalismo, comunismo y anarquismo, sobre un futuro
cierto: los acontecimientos históricos posteriores: los sucesos
de Chicago de 1887, la Revolución rusa, la Revolución
española... y sus consecuencias sobre la humanidad.
La obra
que concluye el libro es un monodrama, La jaula: Wilhelm Reich. Al final
de su vida, exiliado a Estados Unidos, huyendo de los nazis, el psicoanalista
austríaco se encuentra entre rejas. Ha sido condenado por la
puritana sociedad americana que no desea ni quiere oír hablar
sobre el placer y la libertad sexual como elemento emancipador y signo
de salud mental, superador de neurosis. Wilhelm, enjaulado, acusa la
público que asiste al teatro, en un monólogo rico y denso,
a lo largo del cual va exponiendo sus teorías y va haciendo descarga
de su condena y aclarando su teoría del orgón. Llora su
soledad, el silencio al que se le somete. Son meditaciones a viva voz
que realiza para superar el tiempo de prisión, hacerlo más
llevadero, como si los muros no existieran. Hay otras formas de prisión,
como la neurosis, y aquel que la sufre, sin muros físicos a su
alrededor, está enjaulado. Son los momentos finales de un gran
pensador que acaba manifestando un hecho de su adolescencia que le marcaría
para toda su vida.
Manuel
Carlos García